Los modernos satélites de observación terrestre han alcanzado una tecnología tan avanzada y prueban su potencial al aportar soluciones en la obtención de información que es prácticamente imposible de alcanzar por otros medios y métodos.
Hoy en día las más asombrosas imágenes de la Tierra, que a veces parecen extraídas de la ciencia ficción, son obtenidas por satélites de teledetección relativamente pequeños, y cada día más países los poseen, los cuales aunque parezca increíble tienen pesos en un rango de 60 a 120 kg y una vida útil promedio de 6-7 años; en algunos casos son diseñados con características excepcionales.
Éxitos recientes, por citar un ejemplo el logrado con el PROBA-1, un satélite de 100 kg desarrollado en Bélgica por QinetiQ Space, para la Agencia Espacial Europea (ESA) con un funcionamiento óptimo superando records de permanencia y actividad comparado con otros satélites de su clase, el cual sigue en órbita y trabajando a la perfección por más de 10 años, mostrando el potencial de estas plataformas diseñadas para las misiones de observación terrestre más complejas, en un mundo amenazado por el cambio climático. Realiza investigaciones relacionadas con la vegetación y medio ambiente, monitoreo de desastres, identificación precisa de recursos naturales, uso eficiente del agua y de las tierras, observación de zonas marítimas, zonas de riesgo sísmico, o volcánico; planificación urbana, seguridad nacional, entre muchas otras aplicaciones.
Las características más importantes con las que debe contar un satélite de teledetección son: Autonomía real (y por tanto bajo costo operativo), funcionamiento simple, confiabilidad, un sistema de control de actitud eficiente (estabilidad y precisión ) y una potentísima computadora a bordo, que le permita una velocidad de reacción casi instantánea a las órdenes asignadas tanto para tomas de imágenes pancromáticas (siglas PAN= Escala de grises) y agilidad para ejecutar cartografía y barrido de escenarios para exploración diversa, con imágenes multi-espectrales, (MS= color) o Hiper-espectrales (siglas HS= multitud de bandas). En el caso del PROBA-1, posee un GSD en PAN de 4m, y en MS de 18m. Él número GSD representa que cada pixel de la foto tomada por el satélite representa un área de 4 x 4 metros cuadrados y 18 x 18 metros cuadrados respectivamente.
En éste constante avance, ahora se desarrollan versiones específicas para vegetación, el PROBA-V un mini satélite de 160 kg, equipado con pequeños telescopios que reemplazará en el 2013 al célebre SPOT-V (Vegetación), con una cobertura mundial de toda la vegetación terrestre en solo dos días. Estos sistemas de satélites son ideales para países con presupuestos limitados, que están en busca de un rendimiento excepcional para potenciar su desarrollo y protegerse ante los rigores de la naturaleza, Chile lanzará su satélite el año próximo diseñado por EADS-ASTRIUM y Vietnam ya aseguró la adquisición uno con un sistema operativo completamente autónomo (algunos fabricantes de satélites no proveen satélites 100% independientes), y todo en un tiempo breve que les permita traer frutos para sus economías y la protección de su biodiversidad. Por todo ello nuestro país debe ya adquirir e implementar un sistema propio, proyecto que desde hace mucho elaboró CONIDA, y que servirá para consolidar nuestro futuro, solo falta la decisión política final.
Fuente: http://www.diariolaprimeraperu.com/
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